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Viendo un muro como el suyo en Instagram (226.000 seguidores) cualquiera podría pensar que la de la influencer Sara Guchi (Barcelona, 1984) ha sido una maternidad cómoda o fácil (aunque, ¿qué maternidad lo es realmente?). Pero solo hemos de rascar un poco para ir más allá de las imágenes idílicas de su cuenta para comprobar que también ella y su familia han tenido que lidiar con las situaciones complicadas que te plantea la llegada de un niño.

Enfermera y aficionada a la fotografía y los viajes, como madre de tres hijos (dos de ellos, gemelos) su testimonio personal nos aporta otra visión realista de la maternidad, con sus luces y sus sombras. Con ella seguimos construyendo ese relato con el que, desde H&M nos hemos propuesto derribar los mitos aún existentes en torno a la crianza para inspirar a otras muchas familias y dar una imagen más real de la misma.

«La locura más bonita del mundo»

 

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Para Sara, haberse estrenado como mamá primeriza con gemelos supuso «la locura más bonita del mundo». Por eso, a los padres y madres que se enfrentan a la misma situación les recuerda que, aunque en un primer momento cuesta digerir la noticia, luego se sentirán afortunados.

«Yo lloré todas las lágrimas que tenía. Nunca me imaginé que me pudiese tocar a mí y me impactó de manera muy negativa esa noticia. A las 48 horas de aquella ecografía recapacité y pensé, ‘¡qué tonta eres, siéntete afortunada!’. Y así es como me sigo sintiendo hoy día: una privilegiada por poder vivir esta maravillosa locura«, explica la influencer.

De esos primeros meses en la crianza de los gemelos Hugo y Bruno recuerda el caos, la falta de sueño y la sensación de no llegar a nada. «Faltan manos por todos lados y lo de dormir deja de formar parte de tu día a día», recuerda.

 

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«Es mucho, muchísimo trabajo, pero a la vez súper enriquecedor, porque es pura magia ver crecer a la vez a dos criaturas a las que les has dado la vida«, asegura Sara Guchi. Y es que para esta madre «¡ver esa unión, y esa complicidad es brutal!».

La realidad de la lactancia

 

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No nos hace falta preguntarle para adivinar que uno de sus grandes orgullos como madre es el de haber sido capaz de mantener una lactancia materna prolongada con tres hijos. «Tuve muchas dudas sobre si sería capaz de sacar adelante de manera exitosa una lactancia gemelar», confesaba hace algunos años en su blog.

«¿Cómo voy a poder dar el pecho a dos bebés al mismo tiempo?, ¿cómo me los tendré que colocar?», eran algunas de las preocupaciones que le rondaban la cabeza y que, cinco años después, sin duda le harán sonreír, tras dos lactancias exitosas, una de ellas, múltiple.

Un destete respetuoso

 

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«Es una experiencia tan gratificante como esclava, esa es la realidad de la lactancia«. Con esta frase, tan demoledora como cierta, @saraguchi resume su experiencia, que aún tiene muy presente, por el reciente destete de su hija pequeña.

«Con India (18 meses) hasta hace unos meses el momento de la ‘tetuca’ era nuestro momento de tranquilidad, conexión, de darnos paz», recuerda la influencer. Pero de pronto, como ocurre con muchas otras lactancias, la dinámica cambió y dejó de ser un ritual agradable para convertirse en una dependencia insostenible.

 

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«Desde el inicio del verano, más o menos, cada vez necesitaba más estar enganchada a mí. Prácticamente se pasaba el día al pecho, ya no podía jugar con ella porque quería teta, no podía tenerla en brazos sin que quisiera engancharse, no podíamos pasear porque la tenía que llevar en brazos engancha a la teta. En el bus más de lo mismo. Así, una semana tras otra. Las noches eran insoportables, solo dormía si estaba mamando…», explica.

Ante esta situación, hace unas semanas Sara decidió ir distanciando las tomas poco a poco «hasta conseguir el destete de manera respetuosa». «Era inviable para ambas seguir con esta situación, así que fui espaciando las tomas, hasta que hace un par de semanas tuve que ir a Madrid por temas de trabajo, y aprovechando esas dos noches de dormir sin ella decidí que era buen momento para dejar la lactancia definitivamente. Y así fue», señala.

«Con los ‘repes’ (así llama ella cariñosamente a sus gemelos) fue todo muy fácil: 27 meses preciosos y pusimos fin durante un viaje a New York. Aprovechando el cambio de rutinas, conseguimos el destete casi sin darnos cuenta«, recuerda.

Ser mamá en pandemia

 

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Otro de los retos a los que como familia han tenido que enfrentarse Sara y su marido Roger es el de tener un hijo en plena pandemia del COVID-19. Y es que su pequeña India nació en abril de 2020, en pleno confinamiento y justo cuando la pandemia arrojaba los peores datos de mortalidad. «Justo nació en el momento más crítico de la pandemia. Para mí fue la luz que necesitamos», asegura @saraguchi.

En medio de una situación tan complicada, llegó la pequeña India. «Nunca te imaginas que la llegada al mundo de un hijo sea en la más pura soledad, sin visitas, sin flores, globos, ni peluches invadiendo tu habitación del hospital», confiesa la joven barcelonesa.

«Cada día morían cientos de personas, era como si la vida realmente se estuviese apagando para todos, y llegó ella, devolviéndonos la ilusión», recuerda. «Nos hizo olvidarnos de lo que sucedía ahí fuera», afirma Sara, que se vio obligada a presentar a la recién nacida a sus abuelos a través de la ventanilla del coche (en un vídeo que, por cierto, se hizo viral).

Lo mejor de ser madre

 

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Sara también es plenamente consciente, como toda madre, de que sus tres hijos le han cambiado por completo la vida y ni ella ni su pareja son los mismos ya. Algo que acepta con total naturalidad. «El cuerpo cambia, y mucho. Al mismo tiempo es complicado buscar momentos para dedicarte, para ir al gimnasio o salir a correr. Lo importante es estar feliz contigo misma y si algo te acompleja, ¡cámbialo!», recomienda.

A cambio, ahora disfruta como madre de momentos únicos con los que no contaba antes. «Volver a vivir con la ilusión de cuando eras niña momentos como la Navidad o ir a un parque de atracciones» es uno de ellos, pero también despertarse con los pequeños en la cama, dormirse abrazada a ellos, viajar y  «hundir la nariz en su pelo y sentir su olor», disfrutar jugando con ellos…». Aunque, lo que realmente adora, es esconderse y «espiarles mientras juegan sin saber que les estoy viendo».

 

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También subraya el hecho de que la relación de la pareja cambia mucho: «¡Quien diga lo contrario miente!». «Al llegar los peques se abren nuevos frentes, vas más cansado, a veces no coincidimos en la manera de pensar», explica. Aunque, en su opinión, es el respeto la clave para que todo siga funcionando. «Un día te toca aflojar a ti y otro día le toca al otro», asegura.

Cuando le preguntamos sobre qué tres momentos como madre se le han quedado grabados en la memoria para siempre, lo tiene claro: «La primera vez que miré los ojos de mis hijos nada más nacer; el momento en el que los ‘repes’ conocieron a India, y el primer viaje siendo mamá».